El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, llegó este sábado a Brasilia en un avión medicalizado procedente de Natal y fue trasladado directamente a un hospital, donde anticipó que “probablemente” será sometido a una cirugía debido a intensos dolores abdominales. El líder ultraderechista ha enfrentado recurrentes problemas de salud y múltiples cirugías en los últimos años, secuelas del ataque con cuchillo que sufrió en septiembre de 2018, justo antes de su victoria en las elecciones presidenciales.

Una portavoz de la clínica privada DF Star, ubicada en la capital brasileña, confirmó el ingreso de Bolsonaro, de 70 años, durante la noche del sábado. Previamente, había abandonado un hospital en Rio Grande, Natal, al que fue trasladado en helicóptero el viernes tras experimentar un “dolor insoportable” mientras realizaba una gira para movilizar a sus seguidores. Esta gira se produjo apenas dos semanas después de que Bolsonaro fuera llamado a juicio por su presunta participación en un intento golpista.

Según Leandro Echenique, uno de los médicos que atiende a Bolsonaro, su estado de salud es estable y el dolor ha disminuido. Se le realizaron diversos exámenes cuyos resultados serán cruciales para determinar en las próximas horas si se requiere o no una intervención quirúrgica. A pesar del malestar, el expresidente salió caminando del centro médico de Natal, luciendo una camiseta amarilla y una sonda nasal, y se detuvo brevemente para saludar a un grupo de simpatizantes que coreaban mensajes de apoyo.

Antes de su traslado a Brasilia, Bolsonaro había informado a través de la red social X que, tras su llegada a la capital, “probablemente” sería sometido a otra operación. Reveló que su médico le había indicado que esta era la situación más grave que había enfrentado desde el atentado de 2018. El exmandatario, quien fue declarado inelegible hasta 2030, se aferra a la posibilidad de que se anule este fallo para poder presentarse a las elecciones de 2026.

La interrupción de su gira política en Rio Grande do Norte debido al “dolor insoportable” subraya la fragilidad de su salud. Este episodio ocurre en un contexto político delicado, tras su reciente llamado a juicio por presuntamente liderar una trama golpista para evitar la toma de posesión del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La evolución de su estado de salud será seguida de cerca en Brasil, en medio de la incertidumbre sobre su futuro político.